LOLO ROVIRA    Y   SUSI CORRALES "SUKO"
 
"No se esfuercen en parecer personas, es mucho más fácil serlo".


Reseña: Los lugares del Holocausto de José Sánchez Tortosa, Raúl Fernández Vítores, Fernando Palmero y Alberto Mira Almodóvar.


Estos cuatro autores: José Sánchez Tortosa y Raúl Fernández Vítores, escritores, doctores y profesores de Filosofía; Fernando Palmero, doctor, periodista y columnista de El Mundo; y Alberto Mira Almodóvar, ingeniero técnico, licenciado en Filosofía y escritor, antes de escribir Los lugares del Holocausto ya han escrito conjuntamente dos obras más: Guía didáctica de la Shoá (2014) y Para entender el Holocausto (2017).

De igual modo, los cuatro están formados en Yad Vashem, la institución oficial israelí constituida en memoria de las víctimas del Holocausto perpetrado contra los judíos bajo el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

Los lugares del Holocausto es un viaje de ida y de dudosa vuelta, porque al leerlo algo de uno mismo se queda atrapado en el pesado silencio de los que no pudieron hablar. Es un respetuoso y metódico estudio científico del Holocausto basado en la observación y los datos contrastados; huye de las emociones, no porque los autores no las posean, ni mucho menos, sino porque buscan una secuenciación de los hechos, un entendimiento palpable de este acontecimiento histórico, atroz, que surgió en el seno de una sociedad culta, avanzada y gustosa del arte (de lo que se podría desprender un grado considerable de sensibilidad…).

Los autores ofrecen al lector datos y testimonios de los acontecimientos desarrollados en los seis campos de exterminio que los nazis instalaron en la Polonia ocupada: Chełmo, Treblinka, Sobibór, Bełżec, Majdanek y Auschwitz, y el que puso en funcionamiento el Estado Independiente de Croacia, Jasenovac.

No hay juicios triviales ni dramatismo en las exposiciones. Los datos hablan por sí solos. Se alejan de la palabrería pedante. Son observadores, testigos del silencio de los judíos asesinados y masacrados.

“La palabra ofrece la parte humana del horror, la parte soportable. El silencio lo apunta, lo roza en toda su insoportable pureza. La palabra escrita es casi una traición que convierte en soportable lo que no lo es, pero una traición necesaria, la única de sus formas que no traiciona a los acallados por las cámaras de gas (y el resto de procedimientos de las maquinarias de la muerte), condenados a un silencio que es el verdadero legado transmitido por los supervivientes”. (Página 136)

Los autores, con la información que proporcionan, muestran cómo el Estado alemán durante la Segunda Guerra Mundial se convierte en una máquina diseñada y programada para exterminar al pueblo judío. Cómo la tecnología y la ingeniería se ponen a los pies de este aniquilamiento. Cómo se comercia y se monetiza con el exterminio: apropiación de sus bienes inmuebles y negocios, de sus posesiones personales (dinero, joyas, ropa, calzado, gafas…); venta de pelo, grasa corporal, cenizas para el cultivo, mano de obra esclava reemplazable, ahorro del Estado en contrataciones, médicos, pensiones, etc.

De su viaje al centro del horror, concluyen que, mientras que el memorial y el monumento edificado en cada uno de esos campos de exterminio proporcionan al visitante poder posicionarse al otro lado del mal y sentirse protegido, la investigación y los datos contrastables ponen de manifiesto la tremenda fragilidad de las defensas con las que contamos frente al fanatismo.

El Holocausto no se puede entender sin esa mirada distante, observadora y paciente, que preconizan estos cuatro estudiosos. Solo a través de ella se puede verificar la confluencia de nacionalismo, cientifismo y economía…

Solo con esa mirada se puede comprender el error histórico recurrente y cíclico al que estamos abocados.


Susi Corrales "Suko"