LOLO ROVIRA    Y   SUSI CORRALES "SUKO"
 
"No se esfuercen en parecer personas, es mucho más fácil serlo".

¿Qué te aporta la lectura rápida?

La lectura rápida, al contrario de lo que puedas pensar en un primer momento, te permitirá leer más y memorizar mayor volumen de contenido en menos tiempo, disfrutar de una mayor relajación visual, aumentar la concentración, dominar métodos para reforzar los registros en la memoria y mejorar el rendimiento intelectual en general, entre otras cosas. 

El aumento de la velocidad lectora genera un incremento automático de la comprensión; la información se organiza en grupos con significado y el cerebro asimila y comprende de inmediato dichos contenidos.

Para conseguirlo deberás practicar empleando las técnicas adecuadas. Todo se resume en dos palabras: práctica y técnica. El tiempo es oro, aprovecharlo al máximo depende de ti.

Para que la actividad lectora sea efectiva debemos contar con una serie de aptitudes:

-Capacidad para leer y comprender a gran velocidad.

-Saber emplear un ritmo variable según el propósito y la dificultad.

-Facilidad para discernir las ideas principales del resto.

-Habilidad para comprender y retener los detalles. Además, de una buena retención general.

-Capacidad para reconocer la estructura y organización del material.

-Disposición crítica y valorativa.

En el proceso lector intervienen elementos tanto físicos como mentales:

-En la parte física actúan los ojos y sus movimientos (fijación: los ojos se detienen y se lee; movimientos sacádicos: el ojo lector se mueve dando saltos; barrida de retorno: cuando el ojo llega al final de la línea y pasan a la siguiente)

-El aspecto mental hace referencia a la capacidad de comprensión

¿Cómo reconocer a un lector poco eficiente?

Lee despacio. Cualquier libro parece una tarea agotadora e interminable.

Lee todo al mismo ritmo. No sabe adecuar el ritmo de lectura.

Subvocaliza. Lee en voz baja.

Lee y necesita releer. Necesita releer para captar el sentido.

Tiene un área de captación limitada. Fijan su vista en un trozo de palabra siguiendo el sonido de las mismas.

Pierde la concentración. Es consecuencia directa de una lectura lenta e ineficiente.

Lee poco y tiene poco vocabulario. Igualmente, son consecuencias directas de un proceso lector inapropiado.

 

Conoce algunas técnicas para aprender a leer más rápido

Al principio, solo al principio, primará la velocidad a la comprensión. Con una práctica correcta y continuada, lograrás equilibrar la balanza.

Tu dedo será tu mejor guía

-Emplea tu dedo como un puntero para marcar el ritmo de lectura y obtener un mayor campo de fijación. Subraya cada línea de la página de extremo a extremo mientras lees. De esta forma, obligas a tus ojos a seguir al dedo y, por tanto, a moverse más deprisa, eliminas las regresiones innecesarias y amplías el campo de fijación, captando más palabras de una sola vez. Cada vez trata de hacerlo más rápido.

-Con tu dedo puntea la primera y la última palabra en cada línea hasta finalizar la página. Al hacerlo estás imprimiendo una mayor velocidad de lectura y un mayor campo de fijación. Al principio, no debe preocuparte no entender todo, poco a poco irás cogiendo práctica.

Está demostrado que cuando los ojos siguen una guía, su trabajo es más cómodo, haciéndose más eficaz.

Lectura espacial

Consiste en fijar la vista en la parte superior de las palabras, eliminando la dependencia hacia ellas. Un lector ineficiente lee dominado por las palabras, las debe deletrear, recorrer en toda su forma lentamente, etc.).

Con esta técnica se amplía de manera considerable el campo visual, haciendo trabajar nuestra visión periférica.

Con la práctica de la lectura espacial eliminarás la costumbre de comenzar a leer desde la primera letra, y a leer palabra por palabra. Acabarás realizando fijaciones más amplias y eficientes.

No lo olvides, la clave está en fijar la visión en la parte superior de la palabra y, sobre todo, en practicar. Sin práctica no hay éxito.

Técnica de las tres páginas

Selecciona tres páginas de un libro, que no contengan imágenes para evitar distracciones. La primera de ellas léela a tu ritmo habitual, la segunda intenta leerla a la mayor velocidad que te sea posible, aunque no comprendas todo, y la tercera y última página léela lo más rápido que puedas, pero esta vez intentando entender todo su contenido.

Con esta técnica aprenderás a cambiar de ritmo, mejorarás la concentración, y pondrás a trabajar de manera más eficaz tus ojos y, por consiguiente, tu intelecto.


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